Mujer muerta por aborto clandestino
Muerte por aborto clandestino. Imagen autocensurada

Yo aborté. Era apenas una adolescente. Pero gracias a que mis padres tenían los recursos suficientes, lo hice en una clínica con todas las medidas de seguridad médica e higiene que un procedimiento quirúrgico requiere.

No se trata aquí, de cuestionar el aborto. No vengo a que me juzguen. No vengo a poner en ninguna balanza de nadie, la decisión que yo tomé por mí misma. No estoy dispuesta a discutir si está bien, o mal, si es un derecho, un asesinato, conveniente en algunos o en otros casos, o el camino directo al infierno de sus personales Dioses.

Que si Chespirito, el Papa, Mel Gibson, Calderón y Abascal lo condenan, es otro tema. Tampoco vengo a exponer las razones por las cuales lo apoyan Christina Aguilera, Jennifer Aniston, Patricia Mercado, Kevin Bacon, Cindy Crawford o Titotitocapotito. No vengo a defender una postura u otra. Que quede muy claro. Nunca los voy a convencer de otra cosa, ni ustedes me convencerán a mí de lo contrario… Cada quien tiene su propio punto de vista moral, y ese otro asunto distinto. Y repito, eso no está a discusión aquí. Lo respeto como espero respeten el mío; cosas subjetivas, de percepciones.

Lo que es un hecho, y eso no lo cambia ningún punto de vista, es que cada quien sabe lo que hace y cada quien es dueño de sus propias decisiones y creencias. Lo que es un hecho, es que aunque la Iglesia lo prohíbe, millones de mujeres y sus parejas utilizan métodos anticonceptivos. Lo que es un hecho, es que millones de abortos clandestinos suceden en México cada año. Y cientos de mujeres, mueren por no contar con los métodos, supervisión y procedimientos médicos adecuados para interrumpir su embarazo.

¿Lo saben? Es una realidad, y que discutamos si estamos a favor o en contra, nada cambiará la situación: cada 6 minutos muere una mujer a causa de un aborto clandestino.¿Saben de las mujeres que mueren intoxicadas con thés que compran en el mercado de Jamaica? ¿Qué tal de las que acuden con matronas que no hacen más que golpearlas en el vientre o meterles una rama para que rompan fuente? ¿No saben del famoso contador que realiza legrados con cucharones de peltre desde la privacidad del baño de su insalubre despacho? Y eso, sucede en las grandes ciudades. ¿Qué pasa en los pequeños poblados, en la sierra, en el monte? ¿Lo imaginan? ¿Siquiera lo imaginan? Se los repito. No importa cuanto se discuta si se está a favor o en contra, estas cosas suceden. A plena luz del día. A unas cuadras de tu casa, de tu oficina. Y es un problema real, de salud pública.

¿Quién fue por cierto el dislocado que dijo eran nada más una veintena de víctimas? ¡Una sola importa! ¡Si no se está hablando de cortes de carne! ¿Qué tal que una de ellas fuera su hija? Y no, no son una veintena. Son miles. En los rincones más recónditos de nuestro territorio también sucede, y con mucha mayor frecuencia de la que se quisiera aceptar… Por eso, abogo por la despenalización del aborto. Por eso y porque he visto a mujeres humildes, desangradas, inertes porque la comadre les introdujo una varilla que les terminó por perforar el útero. Porque he visto muertes de septicemia porque no han realizado bien el procedimiento, y comienza la putrefacción desde dentro. Porque, que el aborto está penalizado, no disminuye este número de muertes, de la misma forma que despenalizarlo no hará que se realicen más abortos de los que ya se dan (¿en qué cabeza cabe?).

Despenalizar no significa hacerlo legal, significa que toda aquella mujer que quiera hacerlo, podrá ir a la clínica pública de su comunidad o a cualquier hospital, para que un médico que así lo quiera, le realice el procedimiento de forma profesional, sin temor alguno que las haga voltear hacia la muerte, que las haga recurrir a la comadre, al contador, a la matrona o al mercado de Jamaica…

Lo digo y lo repito. Yo aborté cuando adolescente. Y tuve suerte de tener los recursos para hacerlo como se debe hacer. Lo que pido, es la posibilidad de que todas las mujeres que tomen la misma decisión que yo, sean atendidas por profesionales, con profilaxis, instrumental, carro rojo de emergencias, quirófanos y demás, yque se deje de tratar de tapar el sol con un dedo, o con un crucifijo personal…

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