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Creo que México es un país desigual, como pocos, y que hace falta disminuir todas las diferencias sociales. Creo que la penuria es mucha y la falta de recursos enorme. Creo que uno de nuestros grandes males es la corrupción. Creo que nuestros últimos gobiernos, no han sabido gastar los dineros en los asuntos de mayor importancia; de seguridad nacional: erradicar las diferencias sociales, eliminar el hambre, disminuir la pobreza, llevar equidad, justicia para todos, educación de calidad, ayuda y beneficios sociales, salud para quien le falte, facilidades a los discapacitados, auxilio económico a los ancianos (que ya no pueden trabajar), bienestar para los más necesitados y desarrollo del campo.

No hay contradicción. Soy de izquierda y siempre lo he sido. Creo en los derechos de los homosexuales y las minorías. Soy Republicano con r mayúscula. Creo en la justicia, en la igualdad de obligaciones y derechos, en la fraternidad del ser humano. Soy abolicionista e indigenista. Estoy a favor de la diversidad y las diferencias, del pluralismo que construye unidad y lucho contra la discriminación. Soy pragmático, anti-clasista, anti-mitos y credos y anti-sexista. Estoy a favor de la cultura alternativa, del condón y la pastilla del día siguiente, creo en la tolerancia, en el respeto a las leyes y terceros, en la búsqueda de eliminar los privilegios y en la fuerza cívica. Soy juarista y soy un obstinado demócrata y recalcitrante librepensador.

No hay contradicción. Yo soy de izquierda y conscientemente, no voté ni apoyo a López Obrador. No comparto sus ideas. No creo en sus principios porque sus acciones son contradictorias: Yo no estoy de acuerdo en su promoción del revanchismo clasista, ni en la negación del derecho de acceso a la información. No estoy de acuerdo con el desmembramiento que hizo del PRD, ni con sus prácticas totalitarias en que manda arrestar a quienes lo han cuestionado. No comparto su prepotencia, ni estoy de acuerdo con el hecho de que descalifique a todo aquel que lo cuestiona, al adjetivarnos a todos automáticamente como priistas, vendidos, resistentes al cambio, gobiernícolas, panistas, gringos o proyankis, salinistas, foxistas, espías, Cuauhtémoc-Cardenistas, idiotas, conspiradores y complotistas. Lo siento, pero no. Eso, no es izquierda, sino fascista.

Yo no puedo con el hecho de que haga que lo sigan con ojos de ciegos. Que argumente se acabaran las libertades si no lo defendemos. No apoyo ni sus marchas ni protestas ni vacías promesas. No creo en las conspiraciones, ni en el fraude cibernético, ni en las manifestaciones que buscan presionar y destrozar a las instituciones. No creo en la mala fe de los millón y medio de ciudadanos que participaron en las casillas electorales, ni que baje un ovni a rescatarnos o que Bush o Calderón sea la reencarnación de Hitler, ni que nos pidan creamos en el embarazo de urnas al igual que en la divina concepción…

Sí, soy de izquierda, pero no estoy de acuerdo con que Andrés Manuel haya descalificado la indignación del pueblo volcado a las calles contra la violencia. No estuve de acuerdo con que organizara una contramarcha con dineros públicos para decirnos mentirosos a todos los que hemos sido robados, secuestrados y vejados. No estoy de acuerdo con que se haya rodeado de un áurea cuasi religiosa. No estoy de acuerdo en que haya llenado a mi partido de ladrones, extorsionadores, corruptos todos que cuando son acusados toman el papel de víctimas… Lo siento, pero no. Creo que la izquierda es mucho más que organizar paros, huelgas injustificadas, bloqueos carreteros, y embotellamientos según convenga y sin considerar a terceros.

Sí, soy de izquierda, pero no quiero más Bejaranos, ni Carlos Imaz, ni Sheimbauns, ni Ahumadas, Ponces y Nicos. Creo que la izquierda va más allá de Dolores Padierna y sus operadoras callejeras. Más allá de Manuel Camacho y sus pagos a organizadores de resistencias. Más allá que Elenita Poniatowska y actos de resistencia combinados con demencia senil. Porque no estoy de acuerdo con eso ni con que López Obrador nos diga somos sus enemigos los que lo cuestionamos, que argumente no queremos el cambio, que nada de esto existe, que son mentiras y que si existe, él no estaba enterado de los causales de estos escándalos.

No, de verdad lo siento. Creo que la izquierda debe ser más que Martí Batres y Jesúses Ortegas, y Pablos Gómez. No creo que la izquierda sea una corriente que deba permitir la violencia, ni la corrupción, ni licitaciones obscuras y “bajo el agua”. No creo que la izquierda deban ser más movilizaciones de masas, engaños y tropelías. No creo que la izquierda deba promover alza en los impuestos locales, en la verificación, y en todo aquello que necesitan los más pobres para poder trabajar. No creo que la izquierda deba permitir la piratería, el contrabando, menor espacio de vida, agua más escasa, y peor drenaje que por gastarse el dinero en campañas, despertaremos algún día del sueño húmedo de este Mesías con mierda hasta la coronilla.

Para mí la izquierda es mucho más que mantener al personal del gobierno local impreparado, poco educado y muy corrupto. Mucho más que no enseñarle a leer a la policía, ganando una miseria, sufriendo de sobrepeso. Mucho más que sindicatos de maestros locales que ahora en Oaxaca dicen odian el capitalismo y que no quieren comer con el dinero que les deja el turismo extranjero… No, lo siento. Para mí la izquierda es mucho más que un estéril debate marxista de hace más de 50 años, que no reconoce a la social democracia. Mucho más que una corriente que no acepta que su diferencia con la derecha no es un enfrentamiento de Star Wars, del bien contra el mal, sino maneras diferentes de asignar las prioridades del gasto para la riqueza ya generada.

Sí, soy social demócrata y no apoyo a una corriente que se autodenomina de izquierda que basa sus principios y discursos en la crítica de la riqueza, porque creo que la riqueza es una meta y no un defecto. No puedo creer por lo mismo que digan en los carteles del PRD del metro, que: “lo primero son los pobres”. Lo siento. Para mí, la izquierda debe decir “lo primero es abatir la pobreza”, porque si la dizque izquierda de Monsivais antepone la pobreza a abatir la miseria, me da la impresión de que están buscando un gobierno de pobres que solamente se podrá mantener generando más pobreza, más venganzas, envidias, diferencias sociales, desacuerdos y contrastes, divisiones e inconformidades; justo aquello que luchamos por eliminar. Y luego entonces, para volver a disculparse de todo y rehuir a toda responsabilidad, ¿a quien van a culpar después? ¿A los Estados Unidos? ¿A Canadá? ¿Al imperialismo? ¿A la comunidad Europea? ¿A unos cuantos? ¿A todos los demás? ¿A todos los demás menos unos cuantos? ¿Al Mossad? ¿Aliens conspiradores? ¿Al neo-neo-neo-liberalismo? ¿A quien culpara cuando se de cuenta de que en los últimos años no ha hecho más que promover el colapso de las coaliciones que existen entre las clases sociales y económicas que permiten conservar la paz? ¿Al neoespiritualismo? ¿A la era de Acuario? ¿Al terrorismo? ¿Al Sida? ¿Al Yunque? ¿A los Illuminati?

No, lo siento. Soy de izquierda. Soy socialdemócrata. Soy liberal. Creo en el sexo seguro e informado, entre adultos conscientes, sea o no prematrimonial. Creo en el derecho de los animales y en el desarrollo sustentable. Y por eso mismo, no creo en AMLO. Creo nuestro deber moral luchar contra el fanatismo y el totalitarismo, contra el fascismo, sin importar que ahora se haya vestido de amarillo. Creo en una izquierda que no se este eternamente esperando a un Mesías sexenal en el que depositemos nuestra fe ciega y al que luego no nos atrevamos a crucificar…

Sí. Soy de izquierda y creo que esta corriente a la que defiendo, pregona que ningún gobernante debe estar por sobre el pueblo y sus instituciones, por sobre los derechos de otros. Esa izquierda que anhelo, no permite que ningún gobernante utilice la calumnia para sus intereses, ni persiga a otros por ser y pensar diferente. Creo en una izquierda que nos cumple en las labores prioritarias del gobierno, no que se dicta sus propias leyes, ni se otorga sus propias sentencias…

Sí, creo que México necesita justicia y que dejen de robarnos nuestros gobernantes. Y no, no hay contradicción. Yo soy de izquierda, socialdemócrata, liberal y conscientemente, no voté ni apoyo a López Obrador.

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