Apreciable Emprendedor, empresario, liberal, a veces escritor:
Como podrá constatar preguntando entre sus afines, no suelo responder a ninguna misiva, pero en vista de que la suya ha tocado temas harto importantes, me he decidido a dejarle esta respuesta en carácter de oficial, bajo su árbol (no encontré ningunas galletitas, así que me tomé la libertad de servirme un poquito de whisky de una botella a medio tomar).
Por el carácter de sus no tan amables peticiones, entiendo que Los Reyes Magos no es que no hayan querido cumplirle cada uno de sus deseos. Más bien, me parece, que usted nos ha conferido la idea de poderes sobrenaturales que en realidad no tenemos.
Por ende, en un ejercicio de honestidad, le tengo que confirmar que aunque si bien es cierto que conozco personalmente a Cabrakán, aquél es un dios muy difícil y de pocas razones, pues desde que sus congéneres lo ataron al centro de la tierra para que no enamorara a una terrícola, ha estado haciendo berrinches impredecibles, revolcándose con su gran tamaño y mole, causando que tiemble lo mismo aquí que allá (oiga, qué bueno está el whisky, ¿es un single malt?).
Por fortuna y por el frío, Cabrakán ha estado tranquilo y acurrucado, y por eso, como el mismísimo Marcelo Ebrard le contestó por twitter, no ha temblado estos días. A mi me preocupa cuando éste mítico rabioso: vea que al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, le ha parecido buena idea gastar sumas millonarias del Estado más pobre en su culto al efebo Narciso.
En fin, volviendo al tema, podría entonces parecer que Don Marcelo le ha bajado a su protagonismo, pero no se engañe, su sed de reflector —y para estos menesteres, la de cualquier político— es algo que está definitivamente fuera de mi alcance. Así que es sólo cuestión de tiempo, aunque usted se me espante.
Salud, le digo. Pero en cuanto al karma de Florence Cassez y los Dictadores Castro, olvida usted, apreciable individuo, que ni aquí ni en China, la justicia llega fácilmente a los más ricos. De Maná, le confieso un poco bajo el influjo de esta santa bebida espirituosa, que cierto gusto culpable les profeso. Sobre el Xbox One, pues… ya no hay. El Play Station 4, me parece muy caro para lo mal que se ha portado. Que Corea del Norte e Irán no inicien la tercera guerra mundial, yo también lo espero (no olvide que allá ni me conocen). Lo del día de las mulas como fecha oficial, lo buscaré, me parece buena idea, sin embargo, los políticos no suelen hacerme mucho caso y mi presupuesto para mordidas y lobbing, está limitado desde que mi regordeta esposa ha descubierto las compras por internet (de verdad, qué bueno está el güisquito éste, ¿eh?, me calienta la garganta ahora que hace frío).
Sobre lo de la explosión de Pemex, advierto que no se resolverá y más bien se convertirá pronto, en un mito más del sexenio. ¿Me pide usted que la prensa deje de decirle Madiba a Mandela y Don Goyo al Popo? ¡Mejor digamos salud! ¿Que la selección haga un buen papel? ¡Es lo que yo también más quiero! (me está dando un poco de hipo, apúrome el resto).
Debo reconocer que le busqué la Playboy de Sugey Ábrego, pero encontré sólo el último ejemplar y ya está agotada la primera edición. Por beberme su licor, casi me siento obligado a dejársela, pero si algo me han enseñado los años, es a no tocarme el corazón, jo, jo, jo.
Ya me voy. (*hipo). ¡Ay, qué bueno que no hay torito espacial! Agradezco pues, su hospitalaria atención, no sin antes decepcionarle: los moscos no quieren chupar grasa, alguna vez se lo planteé al Gran Mosco Comendador en Jefe y me respondió: chupameshhstaaaa. ¡Hágame el favor, joven escritor! Y mire que me conviene, ya son años de tomar el maldito lipitor.
Por último y más importante que todo lo anterior, metan ustedes en orden a sus legisladores, recuerde que Alí Babá logró abrir la cueva… ¡Salúuuu!
Atte.,
Tu vecino
Santa Jo, jo, jo.