ADVERTENCIA: No apto para lectores sensibles.

Soy periodista de la nota roja. Estudié en la Septién…bre a enero de hace como dos años en Santo Domingo y en las Morgues del Estado de Oaxaca. Qué quieres que te diga. ¿Que me gusta lo que hago? Bueno, pues antes no, pero ahora sí. Antes me fijaba en los cadáveres, en los baleados, rostros quemados, torturados desfigurados, mujeres asesinadas a golpes por el marido borracho, homosexuales desangrados por agresiones anales… Ahora no. Ahora me fijo que cada caso es un ingreso seguro como la muerte misma que cubro todos los días; que es de lo que estoy hablando. Me alcanza para pagar la renta y comer de vez en cuando. (Sí, además hago otras chambas, como compraventa de lo que sea, ¿estas interesado?)

Seamos realistas, pues. Yo no sueño con el Premio Nacional de Periodistas ni con reconocimientos internacionales. Yo sueño con poder pagar el gas para bañarme caliente, y quizás algún día, escribir un libro de mis experiencias en la noche grana, que con que se venda en los puestos de periódicos del Zócalo, me daría por bien pagado.

Es la mera verdad. Cruda y real; esa en la que nunca has pensado y prefieres no imaginar. ¿Ética personal? Se resbala por los agujeros de mis bolsillos. ¿Moral periodística? No me cabe en el monedero. ¿Profesionalismo? No me hagas reír. ¿Abuso del sensacionalismo? Sí, ¿y qué con eso?…

Digo, no nos exasperemos, es culpa del capitalismo. Adam Smith previó que para todos habría algo que hacer. Pues yo hago esto. Así como la economía formal necesita de la informal (qué otra cosa haría esa gente si se prohibiera de verdad), así como la economía necesita a los narcomenudistas (si no, es gente que no encontraría empleo en ningún lado y ¿cómo se sustentaría?), así justo es cómo el mercado reclama notas de sangre y yo, las busco y las redacto.

Y no es que no haya yo tenido otras oportunidades, ¿eh? Una vez un maestro me dijo que si me quedaba en esta sección del periódico más de dos años, estaría jodido de por vida. Así me fui a cubrir a los políticos… pero nooooo, no que no, la verdad es que prefiero por mil veces convivir con judiciales y muertitos. Son mas derechos, digo yo, aunque cada quien se refiere a la feria como le fue en los caballitos (¿te subes?).

Aquí por lo menos el cheque es constante y no hay que estar viendo si se hieren susceptibilidades. Ni mo’ que te reclame el tieso… ¡Siéntate tranquilo mientras te cuento!… Perdona la carcajada, pero tanto tiempo me ha hecho olvidarme de las buenas costumbres y no puedo evitar encontrarle el albur a cada palabra. Cierto, le he perdido todo acato a la vida, pero es la única vía. Si no, te vuelves loco y dejas de poder dormir… No me lo cree la gente, pero muchos homicidas han sido periodistas de la nota roja que dejaron de ver con humor a la flaca…¡Te doy para tu domingo siete!… Lo siento, de verdad estoy avergonzado pero me es inevitable aventarme chascarrillos de doble sentido.

Y es que desde chico he sido simpático y burlón (y no te presto nada; ¿crees que le puedes enseñar a pescar al gato?). Pero que conste que eso no quiere decir que no respete a la muerte. La veo tan de cerca, tan desagradable, tan real y a diario, que es imposible no respetarle esos ojos fríos, esos labios morados, esa fuerza inerte que tiene… Eso sí, no confundan respeto con que pueda poner mi “toque”, mi estilo, mis conocimientos, mi todo-todo-todo a cada noticia. Me estoy dando a conocer con mi estilo solo mío que me ha ganado el gusto de tanta gente.

¿Porqué poner “Murió anciano en burdel” cuando puedo explayarme? ¿Por qué ser simplista y objetivo si puedo hacer mis escritos interesantes para todo demócrata que se bolea los zapatos en la calle? ¿Por qué no escribir entonces las joyas de nuestro periodismo rojo si puedo hacerlo? ¿Murió anciano en burdel, así, escueto y sin chiste, o mejor le aporto mi estilo inigualable: el ancianito Abrahán murió porque, o no aguantó la vergüenza de que “su asunto” no le respondió o no soportó el olor de la sexo servidora que le iba a quitar la calentura…?

¿Que te parezco procaz? Huuuy. Pero bien que miras como todos, las noticias de asesinatos que pasan en la tele en CNN. ¿En qué es diferente?… en el estilo nada más. Bien que te gusta el morbo, los límites es otra cosa. ‘Ora sí que es como aquel chiste de la señora que acepta dormir con un hombre a cambio de un millón de dólares y luego se indigna cuando otro le ofrece sólo cien pesos. Como dije, la diferencia está en el estilo. n’omás. Ya pues, ni se me indignen… ¿Con que ya pensaste responderme con todos tus argumentos? T’a bueno, ahí luego que estoy ocupado redactando: Murió don Abrahán, vecino de San Sebastián Abasolo de un paro cardiaco porque no aguantó la vergüenza de que su “asunto”

Una joya del periodismo nacional:

Don abrahan

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