Lic. Felipe Calderón Hinojosa
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos
Presente
Sr. Presidente:
Sirva la presente para hacerle llegar un saludo. También, sirva para hacerle llegar unas reflexiones que espero tome usted en cuenta, viniendo precisamente de una mujer panista como cualquier otra, que votó por usted, pero que piensa hay ciertos asuntos que requieren de gran urgencia para nuestra nación.
Como es seguramente ya de su conocimiento, el Ing. Carlos Slim Helú será nombrado a la brevedad por la revista Fortune, como el hombre más rico del mundo. Debo hacer constar por este medio que le admiro a Don Carlos Slim su gran visión empresarial, su sencillez como persona, su patronazgo para con el arte, y demás cualidades que seguramente se podrán enumerar pero que no son la razón de ser de esta carta. Y a diferencia de muchos, yo no quiero sino que nuestra nación tenga la posibilidad de reproducir muchos más Carlos Slims por doquier.
Sin embargo, también reconozco que nuestro país no está en condiciones de lograrlo. No en las circunstancias en las que estamos. México sigue siendo un país que dista mucho de ser la más grande, libre y rica economía del mundo (que por lógica debiera albergar a los empresarios más grandes, libres y ricos del mundo).
Por ende, no existen en nuestro país, igualdad de condiciones para otros empresarios ni mucho menos para personas comunes como yo y como las personas que lleguen a leer esta carta… No es ningún secreto que Don Carlos Slim ha hecho buena parte de su fortuna al amparo de un poder que por décadas, lo ha protegido y lo sigue protegiendo (¿le suena Hector Osuna Jaime?) a costa del beneficio público… los mexicanos pagamos las tarifas telefónicas más elevadas del continente y las más elevadas de los países que componemos la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, esto sin contar con el hecho de que los mexicanos estamos obligados a siempre utilizar –y pagar por ello, como si fuera un diezmo- las líneas de Telmex a pesar de que decidamos contratar con otra empresa telefónica.
Por eso le pregunto respetuosamente, Sr. Presidente, ¿hasta cuando? ¿Hasta cuando tendremos los mexicanos que lidiar contra las consecuencias de cualquier monopolio, ya sea público, privado o “simulado”? ¿Hasta cuando se favorecerá –ilegítimamente- a los productos y servicios caros y malos? ¿Hasta cuando estaremos obligados a elegir lo que más conviene a los intereses y bolsillos de otros (llámese sindicatos o beneficiarios privados cualquiera), en lugar de que sea lo que más conviene a nuestros propios intereses y bolsillos? ¿Hasta cuando estaremos secuestrados por la falta de libertad económica? ¿Cuándo podremos elegir una marca de gasolina, o la seguridad social privada sobre la pésima pública? ¿Hasta cuando podremos como país y consumidores, lidiar y soportar la baja productividad y nula competitividad que esto conlleva?
Cerca del 25% de la población mexicana está en condiciones de pobreza extrema. Esto quiere decir que aunque se ha avanzado mucho, aún hay cerca de 26 y medio millones de personas en México que no tienen un ingreso suficiente para cumplir con sus requisitos de alimentación básica. ¿Hasta cuando podrán salir de esta condición cuando lo poco que consumen está caro, es poco eficiente, y beneficia solo a unos pocos? ¿Hasta cuando se reformará la constitución para de una buena vez asegurar la propiedad privada? ¿Hasta cuando, se permitirá que estas empresas todopoderosas, públicas y privadas, bloqueen a la posible competencia que no tendrá más beneficio que crear más empleos, mejores productos, precios más accesibles y un sinfín de mercedes?
Perdone Usted, Sr. Presidente, que lo increpe de esta forma. No pretendo ser irrespetuosa de la investidura presidencial que Usted dignamente representa, pero creo que hago eco a la voz de muchos a quienes este nombramiento de Don Carlos Slim como el hombre más rico del mundo, en lugar de llenarnos de orgullo, nos lastima muy fuertemente. Nos lastima, no por frustraciones ni por rencores sociales, sino porque estas venias y privilegios que lo han llevado a él a la máxima riqueza del orbe, en caso de no ser eliminados, nos apuntan como país al infierno en los próximos años.
Una mujer panista como cualquier otra.
ya te he confesado anteriormente mi lamentable ignorancia sobre la política de tu país. Sin embargo, en esta carta de una pianista, he encontrado inquietudes que son realidades en muchos países. ¿Hasta cuándo?, pregunta ella. No lo sé, pero son muchos los países donde las leyes se formulan para beneficiar a una minoría que ya tiene todas las ventajas. La política y la economía se tergiversan en una falsa democracia para perjudicar cada vez más a precisamente los que más ayuda necesitan. En Puerto Rico también es así y creo que es la tendencia en incontables países.
¿Hasta cuándo? se convierte en una pregunta retórica, desangrada, que tiene su respuesta en la indiferencia y quizás ineptitud de quienes hemos colocado en el poder.
Es evidente que no debe de ser así y seguimos a la espera de algún cambio que proporcione un poco más de justicia, si es que eso no es una imposibilidad.
Perdona si cogí un vuelo, pero estas cosas me sacan.
Te admiro y respeto mucho por no evadir estos temas en tu página, por exponerlos y abrir a la discusión de una forma inteligente. Es importante, cada vez más,asumir una actitud crítica ante los acontecimientos mundiales y denunciar el mal gobierno y las politiquerías injustas.
un abrazo
Gracias por este magnífico relato, Zolliker.
El problema -y lo curioso- es que don Carlos Slim ejerce su versión de la justicia social, que consiste en becas estudiantiles, bonos para sus empleados y, por supuesto, críticas políticamente correctas y viscerales al FMI y el libre mercado. Éste arruinaría, como sabemos, su perfecto monopolio. La nula competitividad que ocasiona en nuestro país parece ser inversamente proporcional a su conciencia social. Buena mierda.
Carlos Slim padece el síndrome del magnate de izquierda: desasido del mainstream emperifollado de la burguesía mexicana, el libanés-mexicano tuvo sus encuentros (cuando así le convenía) y desencuentros con don AMLO. La peligrosidad de esa unión entre lo público y lo privado ya cesó, pero don Slim sigue imponente, pues su usufructo es cada vez mayor.
Creo, sinceramente y sin mala fe, que Calderón y su equipo no podrá hacer hacer mucho al respecto. Una serie de reformas en cuanto al rubro de las consesiones es muy improbable, al menos en este clima política de complot tácito contra la igualdad de oportunidades y de competencia.
En México el capitalismo ha sido, como se dice, más bien de meros compadres, no un sistema de producción libre de bienes y servicios. Esto ha dado armas a los rabiosos izquierdistas, que no sólo abogan por la vuelta al papel bonachón del Estado paternalista, sino que (como lo prueba su probada mediocridad intelectual) están incapacitados para negociar y debatir.
En ese sentido, sería interesante, J. S. Zolliker, leer la carta de una mujer perredista, pero creo que eso sí es imposible. En el horizonte mental y estrecho del perredismo más vulgar, el presidente Calderón no existe.
Saludos desde el norte bárbaro.
Sin duda el origen de la fortuna de Slim está en las ventajas que tuvo y sigue teniendo, pero habrá que reconocer que el crecimiento de su fortuna obedece a cosas distintas y no sigue dependiendo te tales ventajas.
Vamos, hoy Telemex es un negocio gigantesco, pero no es ni el único ni el más importante y habrá que reconocer que está participando con éxito en mercados competidos.
¿cuántos que han tenido privilegios no han creado nueva riqueza del modo en que lo ha hecho el sr. Slim?
Yo por ejemplo contribuí a la riqueza del señor Slim al comprar un colchón Sears y créeme que tenía muchas opciones distintas para hacer mi compra. Algo está haciendo bien el Sr. Slim sin la protección del gobierno.
Una vez que un individuo se beneficia inequitativamente de una jugosa consesión, controla muchas cosas. Eso explica por qué puede darse el lujo de generar en Sears, por ejemplo, empleos y productos sin la protección el gobierno. Para ese entonces, ya no lo necesita.
El control de 90% de líneas fijas es la base y no es cualquier bicoca, Manuel. No olvides eso.
La queja generalizada es que Slim hizo su fortuna a partir de la especulación, no del trabajo desde abajo. Eso, creo yo, es la gran crítica, que en cualquier caso es lo de menos. No se cuestiona su habilidad como empresario, su know how, sino que se escude en que, sólo porque su capital es nacional es de mayor beneficio para el país, pues, como dice, sus competidores extranjeros (que los asocia él a la OCDE y otros organismos internacionales) quieren controlar el mercado. La verdad es que en realidad es él quien controlar el mercado nacional. Es monopólico, pues…
no veo cómo alguien que cree todo eso de slim pueda decir al principio que lo admira.
de las primeras cosas que enseñan en macroeconomía es que los monopolios no traen nada bueno; espero el día en que los que hacen las políticas públicas de este país tomen esa clase.
por cierto, vi las fotos dominicales y son muy buenas.
saludos!
Lo que mejor describe este espiritu que trato de plasmar en esta carta, es lo que ha escrito hoy Ricardo Medina en sus Ideas al vuelo: “No es necesario decir mentiras para reconocer el talento de Carlos Slim para los negocios. Slim no es un villano, sino alguien que supo aprovechar talentosamente un proceso de privatización mal hecho por un gobierno que NO quería fomentar la competencia, sino sólo fortalecer las finanzas públicas”.
El problema reside, en que este gobierno, parece ¿andar por las mismas lianas?
¡Gracias a todos por sus comentarios!
Muchas felicidades como siempre, tengo que decir que estoy de acuerdo con mucho de lo que dices en esta realidad, sin embargo, creo que soy de otro tipo de creencias, o de ideas, como quieras verlo. A mi también me agota la situación economica, social, cultural y demás del país, sin embargo también me agota que siempre apoyemos nuestras quejas y complicaciones ante un organismo (o tres) de poder, sí creo que hay más cosas que no permiten el crecimiento, más allá de un gobierno o una mala repartición de riqueza, que ha existido desde hace muchos años y que ha sido una gran barrera para el resto de nosotros y no me malinterpretes, creo que tienes infinidad de razón en lo que dices, pero creo que es solo un lado del terrible espejo que tenemos encima. Creo, que así como hay entidades públicas que oprimen, también las hay privadas, es la ideología, es la falta de ganas de hacer equipo, es buscar sobresalir por “encima de” y no “con” o “a la par”, simplemente creo que esta realidad hubiera quedado completa con un punto de vista más imparcial. Muchas felicidades!