La tarde ha comenzado a perder sus trazos claros. El clima ha estado algo disparatado. Pero eso sí, el calor ha sido el factor molesto y persistente. Y hoy es el día más amargo de toda su vida, así que todas sus sensaciones y molestias, se sienten mayores y reproducidas. Le duelen más las piernas y la rodilla. Le molestan más que nunca las articulaciones. Es el día más doloroso; el más vergonzoso. El más terrible de todos.
Ahora tendrá que enfrentarlos. Ya imagina la pesadilla. Cientos de periodistas que querrán conocer su punto de vista. “¿Ahora sí importará mi opinión?”, se pregunta irónicamente. Ahora escribirán de ella bastante, porque ella se lo ha buscado. Lo sabe, desde el momento en que dejó de ser figura privada. Otra cosa – dice en voz baja- hubiera sucedido si al menos me hubieran hecho caso a tiempo…
Frente al espejo, decide también que es necesario hacerse todo el maquillaje de nuevo. No es bueno que se den cuenta que ha llorado, que ha hecho el berrinche más fuerte de toda su vida. “Más vale demostrar fuerza y entereza”, se dice mientras de alguna forma, como animal herido, se comienza a sentir con nuevos bríos de lucha. “Ahora sabrán a lo que sabe una mentada de madre de una señora de sociedad de San Ángel”, piensa mientras mira cuidadosamente el reflejo de su rostro. Arrugas nuevas, la piel un poco más seca. Se siente vieja.
– Y demandaré a cuanto me colme la paciencia- le dice a su esposo que se asoma por el ventanal y observa los techos de algunas propiedades aledañas. – Yo no soy como mi hijo, que dobló las manitas ante varios columnistas, pues a pesar de que inició averiguaciones previas, luego, asumió que el costo político sería demasiado… Vaya, para lo que le sirvió todo el tingladito. Mejor hubiera sido para nuestra patria haberlos perseguido y encarcelado. Por lo menos, ahora México se quedaría sin el sabio mando de nuestra familia, pero habría menos vociferantes, rebeldes y parias en los diarios.
¡Cómo le dieron ganas de gritar que ya nos cargó la chingada cuando de su marido no recibió respuesta que la apoyara en sus comentarios de orgullo dolido!, ¡si tan sólo le hubieran hecho más caso los asesores, funcionarios, economistas, amigos y espías, mercadólogos, politólogos, voluntarios, equipos técnicos, encuestadores, estadísticos y actuarios y demás dizque profesionales que no hicieron bien su trabajo! ¡Ahora las cosas serían de otra forma!… Si tan sólo su hijo no se hubiera rasurado y cambiado de imagen… Si tan sólo hubiera hecho sus discursos más críticos y atrevidos. Si tan sólo se hubiera vuelto menos acartonado, la voz menos aburrida y estirada, vestir menos como banquero y más como hombre de trabajo, con un gesto valiente, más audaz… Si tan sólo… hubiera…
En ese momento, el teléfono ha comenzado a repicar. Los están buscando porque su hijo ha decidido hacer pública la derrota y apoyar al contrincante. Pero de verdad no tiene ganas de ver a nadie, y mucho menos a él. No en este momento. Ella sabe que los números no son muy claros, y le molesta que su hijo pierda el valor y el coraje. Mujer – le dice el que no quería responder a sus acaloradas provocativas- nuestro hijo necesita de nosotros.
Ella fija sus ojos en él, con firmeza. Yo más que nadie de sus colaboradores, preferiría que compitiera hasta el final, y que denunciara las trampas de las que hemos sido objeto, de la deslealtad, de las injurias y perjurios, de la desigualdad de la competencia…- la mirada se le suaviza un poco, aunque no logra ocultar su decepción y asco – pero así lo ha preferido él, y sí que debemos respetar su voluntad… De verdad, sólo Dios sabe cuánto – dice nuevamente en voz baja, ocultando su desesperación. En este momento, quisiera que su marido fuera menos ecuánime, menos objetivo, mucho más visceral. Ella desea gritar, quiere quejarse, quiere sentirse acompañada en su dolor, pues para ella, nada ha quedado más claro: a partir de este momento, el retrazo del país será inminente. Siempre se ha dicho así misma, que el pueblo de México tiene el gobierno que se merece. ¡Y me acaban de demostrar que se merecen al Peje o a Madrazo o a Felipe! Me demostraron que se merecen vivir jodidos siempre… Y eso que mi hijo les demostró cómo podía ser su gobierno por cinco años. Pero la regó diciendo en la revista Quien que aunque lo vieran catrín, era güerito de rancho o algo por el estilo… Yo le dije- argumentó en voz alta, como si de ello hubiera dependido todo el transcurso y resultado – que se concentrara más en el importante papel que tu ancestro jugó en Relaciones Exteriores antes de Madero el majadero, que mejor dirigiera la entrevista hacia su noble cuna, sobre la importancia de la aristocracia… pero como todos los mexicanitos incultos no reconocen que Porfirio Díaz fue el mejor Presidente que hemos tenido, no me hizo caso del todo, dizque para que no afectara su imagen… ¿O sí? – reclamó como de costumbre, sin obtener respuesta. – Soy de rancho… ¡bah!- masculló enojada.
Mientras se cambia de zapatos por unos mucho más elegantes e incómodos, piensa en las respuestas que les dará a sus amigas: Si, Blanche, México se pierde de un futuro Presidente de buena familia, que siempre podía estar bien vestido, con la mirada cordial, el hablar elegante, el andar erecto y digno. Un hombre que es enérgico con la mano cuando quiere que algo suceda casi por milagro. ¿Lo imaginas? ¿A poco no sería sensacional? Nada de negociaciones con campesinos y muertos de hambre. Nada de desmanes. Nada de diálogo que sólo fortalece a los rateros del PRI y a los retrógradas del PRD. ¿Lo de mi hija y el dinero que dicen se robó de CONACULTA? Margarita, en primera eso no sirve para promover la verdadera cultura. Del dinero, nada, amiga, tu nos conoces, invenciones de sus enemigos y comidilla ¿Lo imaginas? Si hubiera tenido todo el poder que dicen, nada de ceder para el aeropuerto, ni para la reforma del Estado, la reforma energética y de comunicaciones. Todo se hubiera podido imponer como en épocas mejores. Nada de negociaciones con nadie que no lo merezca por ni siquiera saber escribir bien mi segundo nombre… Hienas malditas.
– Mujer – le dice su esposo mientras abre la puerta – me adelantaré. Sólo te pido, que nada de escenas… – agrega lo más cariñoso que puede.
– ¿Nada de escenas? – cuestiona herida – Si esto no es culpa nuestra – se defiende. ¡Esto es culpa de Felipe, y del chaparrito bigotón de Acción Nacional, y del Secretario Abascal de Gobernación, pero más que todo, es culpa del Presidente, porque Vicente es quien ha permitido que esto pasara, así que mejor sería armarle un escándalo! – agregó atónita. ¡No podía creer que su marido le hiciera aquella advertencia! ¡Fue ese ranchero majadero el que dejó de cobijar a mi hijo! Fue él, el que comenzó a negociar con los rastreros. Dejó que saliera al aire lo de los permisos para tantos casinos ¡No obligó al juego limpio! – El hombre que tantos años ha pasado con ella, sabe en el fondo que su mujer necesita explotar ahora para poder controlarse luego en público, así que con la puerta abierta, deja que el fulgor de ella transcurra sin interrupciones… – Pero a él, más que a nadie, le afectará esta derrota, pues no habrá quien defienda más a su gobierno… No habrá quien de él bien hable y quien busque la continuidad de todo lo hecho. ¡Él pagará por acobardarse en el juicio de desafuero de Peje que tan bien había planeado mi hijo!
– Lo sé, mujer- agregó el otro compasivo – allá te veo- le dijo.
“No, si todo lo que comienza mal, mal termina”, pensó sulfurada. “Y mi hijo comenzó todo esto mal desde el momento en que se separó de su mujer por haber embarazado a aquella actrizucha en una noche de tragos, demasiados halagos, y seducción anónima del poder desenfrenado”. ¡Mucho ego y poco seso!, repitió, como si pudiera decirlo nuevamente a la cara de su vástago.
Mientras busca su bolsa, porque una mujer decente no debe salir nunca sin su bolsa, se detiene un instante para respirar hondo y profundo y prepararse para el circo. – ¿Y ahora?- esa pregunta le llega de pronto, y su respuesta le hace tranquilizarse un poco. Ahora – dice para sí en digna voz alta – lo que sigue, si me hace caso de una buena vez, será salir silencioso, apoyar con la dignidad del vencido y se puede, a escondidas coquetear con otro partido. Si todo sale bien, eso le dará puntos para la negociación posterior, tal vez y hasta logre que le den la Secretaría de Relaciones Exteriores; volver a brillar entre la gente, periódicos y sociales, la familia como en la época de oro nuevamente, ¡qué bien nos vendría viajar mucho, tratar con diplomáticos y embajadores!- la sola idea la ha hecho sonreír. No cabe duda, que ya se siente mejor, que pensar las cosas a futuro, siempre la regresa a sus casillas.
Pero, ¿y si eso no funciona? – se pregunta en voz baja, justo antes de cerrar la puerta detrás de sí… Entonces, lo mejor que podría hacer, es retirarse de plano a la academia, y si se puede en otro país, cuánto mejor. Europa estaría a todo dar para una familia como la nuestra, para que nos visiten las amistades. Así, que nos extrañen cuando todo se salga de cauce. Y que nos busquen cuando estén listos. Que nos hagan honoraria carta y dignificada invitación a retomar los estribos de la nación… sí. Eso, si me hace caso. Porque yo se los dije. Aquel otro, jugó sucio, fue grosero, pegó bajo. ¡Ay, mi hijo y su padre son tan simplistas y crédulos!… No puedo creer que asuman que todo se debió a que el otro únicamente tuvo un mejor equipo de campaña que nosotros… ¡Si tan solo me hicieran caso!…
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Artículo portada de la Revista Quién
“Aunque me vean catrín, soy de Rancho…”