No soy judío.
Soy liberal y me identifico con la corriente política de izquierda.

Acerca de la Franja de Gaza
La Franja de Gaza es un pedazo de territorio muy estrecho que comparte frontera con Israel (51 Km.) y con Egipto (11 Km.) más una costa en el mediterráneo de 40 kilómetros. Años atrás, la historia comprende que era tierra de nadie y de todos desde la época de Alejandro Magno. En tiempos bíblicos, se supone fue de los filisteos, una región amurallada que en innumerables veces cayó bajo control griego, romano (los cruzados), judío, napoleónico, asirio, egipcio, babilonio y persa, para tiempo después ser habitada por árabes, egipcios, franceses, palestinos, vieneses, ingleses y judíos.

Fue luego de que se terminase la primera guerra mundial, en el año de 1917, que la franja fue hecha provincia del Reino Unido como parte de las conquistas de guerra del vencido Imperio Otomano y así se mantuvo hasta que en el año de 1947, la ONU firmara un Plan de Partición para que ahí se creara un Estado Árabe Palestino.

Sin embargo, en 1948, el lugar fue invadido por Egipto y sus habitantes de distintas nacionales y credos, fueron mantenidos como refugiados, sin derechos ciudadanos y manejados por un gobierno local militar dictatorial que prohibió la creación de un gobierno palestino por decreto.

Por años, Egipto desde ahí lanzó diversos ataques contra Israel pues es bien conocido que en esos años, quiso anexarse por conquista de guerra, también el territorio de Israel. Muchos historiadores le han llamado a ese periodo, uno de guerra de baja intensidad o no declarada.

Ya años más tarde, en 1967, fueron asesinados varios militares Israelíes que vigilaban la frontera, lo que descadenó la conocida “Guerra de 6 días“, en que Israel expulsó a los Egipcios del Territorio, a los Sirios apoyados por la Unión Soviética, y ganó el control de dicha franja.

A partir de 1967, la Franja de Gaza quedó bajo control Israelí. En 1994, se firmaron los Acuerdos de Oslo entre el Estado de Israel y autoridades palestinas, donde se transfería el control de la franja a los palestinos para que así crearan un Estado, tal y como se había previsto desde 1947. En 1995, El Estado de Israel firmó con Yasser Arafat, otro tratado de paz donde Israel reconocía a un Consejo Nacional Palestino compuesto por 88 miembros. El Plan iba viento en popa hasta que se topó con una cruda realidad que sucede muchas veces con zonas de bajo desarrollo: una gran corrupción que sangraba a los propios palestinos (se les cobraban impuestos para comprar terrenos, luego, para poder construir, luego, para que se permitiera el paso del cemento, luego para el paso del agua para el cemento, y así, un largo etcétera), al grado de que muchos palestinos, prefirieron dejar el territorio y se fueron a vivir a Israel.

Durante este tiempo, tanto Israel como una gran cantidad de países Europeos, realizaron grandes – los más grandes de la historia – donativos en dinero y especie, para el desarrollo de la zona, mismos que nunca fueron auditados por la autoridad palestina y que a la fecha, es desconocido su destino.

Con el fin de conciliar con el ala más radical de los palestinos, Israel dio un paso más allá: en el año 2005 obligó a todos sus ciudadanos a abandonar la zona. Cerca de 9 mil familias judías, fueron retiradas de la franja de Gaza y el ejercito Israelí desocupó también la Ruta de Philadelphi (una franja junto al territorio Egipcio), aún cuando en el tratado de Oslo, era su derecho – acordado con los mismos Palestinos y Yasser Arafat – el mantener ahí sus tropas para evitar el contrabando de armamentos y materiales bélicos a la zona. Ese fue quizás, su más craso error.

En el año 2006, a punta de amenazas y rumores de asesinatos para que los palestinos no acudiesen a votar, en las Elecciones Parlamentarias, Hamas (por sus siglas: Harakat al-Muqāwamat al-Islāmiyyah o El Movimiento de Resistencia del Islam) que es una organización de Islámicos Paramilitares Radicales, se hicieron del poder de la franja a punta de pistola, en unas elecciones que no fueron reconocidas por ningún país de la Unión Europea, ni los Estados Unidos, ni las mismas Naciones Unidas.

Hamas declaró de inmediato que nunca, mientras viviera “un solo niño de Israel”, cedería en su actitud belicosa contra los “infieles” y le negó a Israel su derecho de existir como Estado. La respuesta, fue lógica. No mas dinero ni donativos, que destinados a causas contra la pobreza, era desviado para la fabricación de armas, la compra de explosivos y el apoyo a movimientos terroristas.

Desde entonces, Hamas se dedicó a asesinar a cualquier disidente palestino, a su propio pueblo y a las propias autoridades que se le oponían, para poder obtener el total control del territorio y llevar a cabo sus planes sangrientos (véase el caso por ejemplo, del asesinato del General Muhammed Gharib). Muchos palestinos nuevamente, decidieron abandonar su tierra para irse a vivir a los países vecinos, temerosos del gobierno de Hamas (la muralla que separa la Franja de Gaza con Egipto por ejemplo, fue derrumbada en algunas partes por palestinos deseosos de salir de su tierra y refugiarse en Egipto, donde fueron acogidos).

Hoy he visto a gente ser asesinada frente a mí. He escuchado los gritos terroríficos de mujeres y niños en un edificio que fue incendiado, y discutí con guerrilleros [de Hamás] que querían apropiarse de mi casa […] es lo peor que he visto en Gaza en todos mis años de periodista […] los asesinos de Hamás, pueden dispararte en la calle simplemente por parecer secular, escribió un reportero de la Associated Press el 17 de mayo de 2007.

El siguiente movimiento de Hamas, fue hacerse de la Universidad, expulsando y asesinando a todo aquel profesor y académico que se les opusiera y captando sus sótanos. La inteligencia de muchos países, dijeron, fue para colectar armamento.

El 14 de Junio de 2007, Hamás ya se había hecho del total poderío de la franja de Gaza.

El Presidente Palestino, Mahmoud Abbas (de Fatah, o el Movimiento de Liberación Palestino) declaró a la franja “En estado de emergencia”, pero fue expulsado de la región por los guerrilleros del grupo terrorista, que es apoyado por únicamente 2 países en todo el mundo: Siria e Irán (y hoy, ya en el 2009, por Venezuela de Hugo Chávez, Bolivia de Evo Morales, y Nicaragua, del dictador sandinista).

Egipto por su parte, reportó que Hamás había comenzado a contrabandear enormes cantidades de armas y explosivos por una infinidad de túneles que conectaban a la franja de Gaza con diferentes zonas de las fronteras. Solo en un par de meses, Amnistía Internacional y Egipto encontraron un centenar de ellos.

Peor aún, Hamas se hace un monstruo contra su propia gente: Expulsan y asesinan a todo aquel que disienta: policías, estudiantes, académicos, burócratas. Amnistía Internacional reporta el cierre de periódicos, la persecución de periodistas, el asesinato de personas que asisten a protestas contra el gobierno (por qué, me pregunto, condenamos en México el asesinato de los nuestros en la marcha del 68 y no condenamos cuando Hamás hace lo mismo?), secuestros y asesinatos contra tiendas, contra la población cristiana y católica, bombardeos contra bibliotecas no islámicas radicales (véase el caso de la YMCA, por ejemplo), y todo esto, reportan los organismos Internacionales, desde hospitales, escuelas y otros edificios públicos para utilizar a la población civil como escudos humanos; protegerse o generar víctimas, es lo que buscan. No se les olvide la fecha: Junio de 2007.

Ya para enero de 2008, Hamas había lanzado, según las Naciones Unidas y el monitor de la frontera de la Unión Europea, 697 misiles y 822 bombas racimo a ciudades del Estado de Israel.

Más de una petición de alto a la agresión mensual, hizo Israel al gobierno de Hamas. El grupo terrorista, repitió su condena: Los niños de Israel deben ser aniquilados y negaron al Estado de Israel su derecho a existir; más de 3 mil misiles lanzados en contra de ellos, sus escuelas, sus centros comerciales, sus templos. La respuesta era de esperarse, se veía venir muchos meses atrás: Operación Plomo Sólido.

La Operación Israelí Plomo Sólido, es el inicio de una guerra no contra los palestinos, sino contra el grupo terrorista de Hamás que no cesó por más de dos años, sus constantes ataques contra la población civil del Estado de Israel.

La Carta Fundacional de las Naciones Unidas, firmada el 26 de junio de 1945, establece en su artículo número 51, “el derecho inmanente de legítima defensa en caso de ataque armado” en contra de un país. Yo muchas veces me he cuestionado si la operación “Plomo Sólido” fue la mejor forma en que Israel podía enfrentar la situación de constantes ataques que estaba sufriendo. Pero independientemente de ello, lo que es incuestionable, es que el Estado de Israel estaba en su legítimo derecho, pues no debemos olvidar que la legítima defensa, en Derecho Internacional, penal y en toda la historia de dicha ciencia, legitíma el uso de la fuerza para protegerse; para contra atacar o repulsar una agresión actual con el fin de proteger bienes jurídicos y la vida de sus ciudadanos.

La desinformación promovida por varios medios tradicionales, blogs, personas físicas y demás actores, movidos principalmente por ignorancia y otros tantos por un antisemitismo disfrazado, han hecho parecer que de un buen día para otro, Israel, el Goliat, amaneció de mal humor y decidió aplastar a su pequeño e indefenso vecino, Palestina, porque simplemente, el Goliat es malo.

Como lo he dicho en repetidas ocasiones, hay que poner todo en su justa balanza. Eso, no es cierto. Como ya lo vimos, fueron miles de ataques contra su gente, y el Estado Israelí, no solo tiene el derecho de la autodefensa sino que su gobierno, tiene como obligación primigenia el cuidado de todos sus ciudadanos. Y la primera respuesta de Israel no fue armada. Antes de la operación plomo sólido, trató por vías diplomáticas, trató con advertencias (que no es lo mismo que amenazas) y ataques dirigidos a eliminar los misiles que ya habían sido disparados, trató por la buena fe y construyó refugios antimisiles en parques, en la vía pública, instaló radares de advertencia, sacó a sus pobladores de territorios y los desocupó, puso sirenas para que la población civil huyera, reforzó estructuras y construyó escuelas antibombas… De hecho, fue muy pacífico, me parece. Yo le pregunto, estimado lector, ¿cómo reaccionaría si de pronto el país vecino comienza a atacarle con misiles en las escuelas de sus hijos? ¿En su casa? ¿En su Iglesia? ¿Cual sería su reacción? ¿Qué le exigiría a su gobierno? Dudo mucho que quisiera usted irse por la vía pacífica si después de todo lo anterior, el país vecino sigue atacándolos.

¿Con esto estoy justificando la Guerra? En términos abstractos, filosóficos, humanistas, nada justifica una guerra. En términos concretos, reales, terrenales, la autodefensa es un derecho por demás legítimo que todo país o Estado que se precie de serlo, debe ejercer para proteger a sus ciudadanos.

¿Justifica este derecho de autodefensa las muertes de inocentes? ¿La destrucción? En términos abstractos, filosóficos, humanistas, nada justifica la muerte de inocentes, el derramamiento de sangre. Nada. En términos concretos, reales, objetivos, es bien conocido que en toda guerra, morirán inocentes. Eso es precisamente lo terrible de toda guerra. Si los daños fueran nada más materiales, la guerra no sería guerra… Lo importante, se dice, es minimizar ese número de personas muertas, asesinadas, que no tienen relación con el conflicto, de aquello que los angloparlantes han denominado “casualties of war”.

¿Pudo Israel minimizar ese número de inocentes muertos?
La respuesta instintiva, como la de cualquiera, es que pudo haberlo hecho pero no lo hizo. Pero tal respuesta, no tiene argumento. Tiene una connotación del deseo de evitar el sufrimiento de otros seres humanos, pero no tiene argumento. Si meditamos más a fondo el asunto, podemos preguntarnos qué pudo haber hecho el ejército Israelí para evitar esas muertes de palestinos inocentes. Las respuestas lógicas, racionales, no son muchas.

A mi forma de ver, esto tiene que ver con tres factores principales:

a) La composición poblacional de la franja de Gaza
b) La forma en que actúan los grupos terroristas.
c) La protección de sus propias tropas.

La Composición Poblacional de la Franja de Gaza es terrible. Se dice que es una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Según cifras oficiales, en dicho lugar habitan entre 1 millón 200 mil y 1 millón 500 mil personas. Si consideramos que la superficie de la franja es de únicamente 360 kilómetros cuadrados, la densidad de la población está entre 3400 o 4200 personas por kilómetro cuadrado. Cualquiera que lo compare con otros lugares, verá que en realidad, no lo es tanto (Madrid tiene una densidad de 5,160 personas por kilómetros cuadrado). El problema reside pues, en la pobreza. Es común que en lugares de mucha pobreza, el desarrollo urbano sea mediocre, si no inexistente. La concentración en pocas zonas, es muy alta, son esos llamados cinturones grises o de miseria que muchos podemos ver en cualquier país latinoamericano (véase por ejemplo, las “favelas” de Brasil). Eso provoca que cualquier ataque de tipo aéreo, sea mortal para muchos, pero también imposibilita los ataques selectivos o por medio de tropas, pues meterse en un recoveco de casas, vecindades y hacinamientos, hará sumamente lenta la misión y pondrá en un riesgo no plausible, a las tropas encargadas de la misión, que sin duda, pueden ser asesinadas una por una en cada esquina.

favela

Otro grave problema táctico, son los problemas con los grupos terroristas. Hamas, existen infinidad de pruebas, lanzaba misiles desde escuelas palestinas para evitar ser contraatacados o en caso de lo fueran, que el número de víctimas civiles fuese el más alto posible. Por eso, subían a mujeres y niños a tejados de casas y edificios donde guardaban arsenal, abarrotaban universidades de no estudiantes y movían civiles, a punta de pistola, para proteger su materia bélica prima o para que les saliera “caro” a los Israelitas destruirlo. Es cierto, resulta incomprensible para nuestra mentalidad occidental, captar siquiera ese concepto. Pero para un militante de un grupo terrorista, un fanático, lo más importante en su vida, no es proteger a los suyos, sino asesinar al mayor número de “cerdos infieles” a costa de la vida propia, lo que le ganará la eternidad. A tal grado llega ese fanatismo, que muchos resultarán incrédulos cuando les diga que padres, han llegado a enviar a sus pequeñas hijas, no mayores de 5 años, amarradas con explosivos debajo de la ropa, a que vayan a “abrazar” a un israelí…

Tan incomprensible como terrible. Así es como funcionan los fanáticos. Y peor aún, aunque pueden ser grandes en número, su efectividad no se mide en tropas ni batallones de hombres. Muy al contrario, para atacar, lo hacen en pequeños grupos, máximo de cinco, no visten uniformes militares, son civiles en apariencia y muchas veces, ni sus propias familias conocen sus andares. Por la noche salen de casa en una cultura donde a la mujer no le está permitido preguntarle al esposo a donde va, a trabajar en la clandestinidad, transportando explosivos por túneles o a fabricar misiles en casas comunes y corrientes (cada una de esas casas, producen hasta 100 misiles por noche). Para los que no lo sepan, hay un dato interesante: Cuando los palestinos rompieron el muro de Egipto para buscar refugio contra su gobierno de Hamas, el gobierno Egipcio les abrió las puertas, sin embargo, muchos aparentes civiles, fueron detenidos con credenciales y armamento de Hamas en la entrada de Egipto. Los terroristas, aprovecharon la apertura del muro entre ambas regiones para mezclarse con refugiados y asesinar a algunos “traidores” mientras lograban transportar “inocentemente” explosivos y armas cuya finalidad era el terrorismo. Sobra decir que cuando Egipto se percató de lo anterior, antes de permitir la entrada de beligerantes en su territorio y ante la imposibilidad de distinguir a los civiles de los terroristas, intentó resellar el muro, pero sus ingenieros fueron asesinados por tiros del otro lado de la frontera en manos y armas de Hamas. Claro, no querían que salieran los suyos salvo que fueran terroristas… Volviendo al tema, yo me he llegado a preguntar cuantos de esos miles de muertos civiles hayan sido terroristas o inocentes transeúntes. Tristemente, no creo que nunca lo sabremos. Pero algo que no debemos olvidar, es que para ellos, los terroristas, los fanáticos de Hamas, la muerte de civiles es el único fin deseable, mientras que para el ejército de Israel, no lo es. Y eso, no es poca diferencia.

El tercer y último punto, aunque ya lo tocamos en la cuestión urbana de la franja de Gaza, tiene también que ver con que cada soldado en Israel, es un hijo o una hija de alguien, hermano o hermana, madre o padre… En otras palabras, no puedo criticar al gobierno de Israel por buscar hacer el mayor daño posible a Hamás, comprometiendo el menor número de efectivos propios. Creo que cualquiera de nosotros criticaríamos fuertemente a nuestro gobierno si enviara a nuestras tropas a morir inútilmente en una guerra, máxime si habían otros caminos en los que nuestros hijos, hermanos, padres, primos, tíos, conocidos, no murieran combatiendo al enemigo, ¿no es cierto?.

El alto al fuego unilateral por parte de Israel fue alcanzado ayer. Cumplió con su objetivo: Debilitar a Hamas, destruir sus grandes arsenales, sus túneles utilizados para transportar armas y explosivos. La autodefensa y la inmovilización del enemigo son todos fines loables y legítimos (y no, esos túneles no son ni fueron nunca para transportar comida como muchos han dicho, sólo hace falta conocer la geografía del lugar.)

Las consecuencias de la guerra han sido importantes. Las muertes de cientos de inocentes, civiles, mujeres y niños, en términos abstractos, filosóficos, humanísticos, no son nunca aceptables. Vaya, en términos abstractos, la vida de ningún ser humano lo es.

¿Pudo Israel minimizar ese número de inocentes muertos?

La respuesta instintiva, ya la conocemos. La respuesta racional, parece indicar, al menos con la información que tenemos a mano, que no fue un abuso de su poderío y que no pudo evitar tantas muertes. Aunque la duda quedará.

Sin embargo, muchos, sin razón y sin argumentos válidos, han aprovechado este lamentable enfrentamiento para señalar a Israel como el mal encarnado, disfrazando su antisemitismo y su odio por lo judío. Esos, han permitido que se abuse de la desinformación para manipular de acuerdo a su credo.

La manipulación se define como “intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la información, con distorsión de la verdad”. La línea parece delgada, pero no lo es del todo. Una cosa es informar y criticar, otra muy distinta es desinformar, promover el odio hacia un grupo, tachar de culpable del conflicto nada más a uno, y achacarle victimas sólo a uno de los bandos, porque se promueve el pensamiento: “ah, es por culpa de los judíos, porque… ¡son judíos!.

Ellos, han llamado al Estado de Israel, un Estado Asesino y destructor, o han dicho que lo que sucedió en la Franja de Gaza era similar a un campo de concentración de Varsovia, o peor aún, los han acusado de Genocidio.

Los dos primeros argumentos, ya los he rebatido antes. El tercero, lo que ha sucedido en la franja de Gaza, NO es un genocidio. El genocidio se define como “la negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros” y eso, no es lo que sucede en este caso.

Es necesario, por el bien de la humanidad, poner las cosas en una adecuada balanza que no sea promotora del simplismo racional que condena de forma consciente o inconsciente al Estado de Israel simplemente “porque son Judíos, porque tienen mejores condiciones de vida o porque es territorio ocupado” (que no lo es porque ya vimos que la Franja de Gaza fue desocupada por Israel en el 2005).

Es necesario marcar y remarcar la diferencia, porque muchas personas, con una facilidad que asusta, concluyen en la irracionalidad, que todo aquel que no esté de acuerdo en culpar únicamente de este asunto al gobierno de Israel, aparecemos de pronto como animales sedientos de sangre que estamos a favor del sufrimiento y la muerte de inocentes o que estamos en contra de que el pueblo palestino pueda mejorar sus condiciones de vida y disfrutar de la paz, la democracia y el progreso…

Sí. Habrá que juzgar los crímenes de guerra. En todas y cada una de las guerras los hay. Negarlo es tan absurdo como negar la guerra misma. No olvidemos que desgraciados hay en todos lados: desde el cura violador, hasta el asaltante, pasando por el médico que somete a cirugía a quien no la necesita. Pero también -y hay que vigilar que así suceda- hay que juzgar y castigar al terrorismo, a los sobrevivientes de Hamás. No podemos permitir que se victimise a quienes desde hospitales, universidades, sedes de la ONU y colonias de civiles, lanzaron ataques para evitar la retaliación o provocar una mayor muerte de civiles.

¿Estar a favor o en contra de la Guerra?
Eso no me atañe. Que cada quien se forme su propio criterio. Lo importante, es que se informe de ambas caras de la moneda y no nos dejemos manipular. Lo que sí debemos hacer todos, sin importar diferencias, es pronunciarnos en contra de la ignorancia, ese mal inherente que alberga el fanatismo y que da su quintaesencia a cualquier tipo de terrorismo. Ya no son tiempos para que hoy en día que hay más egresados que nunca de universidades, nos dejemos ganar por las emociones como el odio, que es por antonomasia, opuesto a los argumentos, a la información; a la razón.

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